El automaquillaje es una actividad que yo defiendo fervientemente pues me parece un ejercicio super potente para trabajar la identidad y la autoestima, no necesitamos que nos maquillen profesionalmente, si ensayamos y nos pintamos cada vez que queramos, aprenderemos a disfrutar y valorar nuestros propios trazos, aprenderemos a gustarnos y empoderarnos de lo que somos y no solo de parecernos a un otro. Toda esta explosión de color, junto a la magia de la imaginación, hacen de esta actividad un momento inolvidable.
Antes de realizar la actividad dejamos los límites claros: cuidar el material y a los compañeros, utilizar la pintura con conciencia y sin prisa, no arrebatarse las cosas de las manos unos a otros y esperar a que otros las dejen de usar, para poder utilizarlas.
El ejercicio consiste en ir realizando trazos con los distintos colores sobre el rostro o las manos (en verano podemos hacer bodypaint) hasta quedar satisfechos con el resultado.
Tener a mano agua, trapos o toallitas para ir repasando lo pintado y dejar que la actividad fluya sin hacer correcciones.