Nosotros podemos construir nuestros propios puzzles o rompecabezas recortando un dibujo plastificado, como el ejemplo que vemos abajo que es de un trabajo de matemáticas Montessori. También podemos hacer un dibujo en palos de helado o tallando la madera.
Hay que tener especial atención en que el puzzle esté adaptado a la edad del niño o la niña porque de lo contrario puede generar mucha frustración y un efecto contrario al que buscamos.
Esto no significa que siempre tengan que resolver el puzzle, sino que, si observamos que se están frustrando, les acompañemos.
Hay niños más constantes y persistentes a los que no debes trasmitir que no lo están logrando aunque lleven mucho tiempo intentándolo, sino asumir que eso es parte de un proceso y un reto que han decidido tomar. Este tiempo les ayuda a fortalecer la constancia, la paciencia y la adaptación ante otras dificultades.
Hay otras personas que se frustran más rápidamente cuando no lo consiguen. Ahí podemos dar presencia, animar un poco y aceptar el cambio de juego si no se quiere continuar. Sobretodo debemos pensar nosotros si ése es o no su nivel, es decir que le produzca placer resolverlo por sí misma.