El primer paso es hacernos con objetos fácilmente moldeables, es decir, que no tengan pequeñas aristas o partes finitas. Lo más realista y por lo tanto, más emocionante, es hacerlo con conchas, caracolas o helechos.
Hoy hemos utilizado caracolas de la playa de distintos tamaños o formas, llas hemos hundido en un circulo grueso de arcilla para hacer el molde y una vez echo el molde lo rellenamos de yeso o masilla hasta el borde.
El siguiente paso es retirar la figura de yeso con forma de concha de la base de arcilla desgastando la arcilla con un pincelito y agua.
Éste fue un trabajo duro que sin duda nos hizo ejercitar la paciencia a ambas, pues era necesario mucho pincelito y agua y los “fósiles” o caracolas petrificadas no quedaron enteras, lo cual le dio aún más realismo.
Hemos probado también a hacerlo con plastilina y queda mejor el resultado final, pero entonces no hacemos la labor de “desenterrar” con pincelito que es la parte de psicomotricidad fina, coordinación óculo-manual y persistencia.
Personalmente esta actividad me ha encantado, en cuanto podamos comprar masilla petrificaremos huesos!!